Todo el mundo, hoy en día esta demasiado preocupado por su tiempo… Queremos que las cosas ocurran rápido, porque estamos cansados de oír que la vida se nos va en un suspiro…
Y ese miedo a morir y a no llegar a ser «nada» o «nadie» nos hace querer todo para ya… Para ayer… olvidando que la vida se nos va en cada instante vivido, en cada momento compartido, en cada suspiro, en cada abrazo, en cada mirada, en cada sensación, este catalogada como buena o mala…

Pero seguimos preocupados en cómo vivir más el presente porque la vida se nos escapa de las manos… Queremos conseguir que nuestros sueños se cumplan de un momento a otro, queremos establecer relaciones tomando atajos…

Hemos inventado las domas para conseguir el control del otro de la forma más rápida posible. Hoy en día pensar mínimamente en «estar sometiendo al otro» nos hace sentir muy culpables por tanto conseguimos enmascarar la realidad con diversas nomenclaturas para no sentir que seguimos haciendo lo mismo, engañándonos a nosotros mismos… Las llamamos naturales, racionales, respetuosas, etc. Utilizamos el romanticismo (frecuente en la industria ecuestre para enmascarar el maltrato), sobre hechos históricos, los caballos en las guerras, lo que ellos han dado por el hombre, lo que nos han ayudado a evolucionar, como si de novelas se tratara… Utilizamos otras culturas también romantizadas (india, vaquera, celta…) para seguir ocultándonos bajo la máscara del auto-engaño… Siempre mirando hacia afuera, siempre buscando las respuestas en el exterior… Siempre manipulando no solo a los que buscan con ansia satisfacer sus deseos frustrados… Sino que en definitiva, nos manipulamos a nosotros mismos para no sentirnos frustrados por seguir reglas que no nos pertenecen, que no nos llenan, que no nos representan…
Olvidamos que los mejores vínculos, que las verdaderas conexiones, nacen de la libertad, se forman lentamente, con el paso del tiempo conjunto, con las experiencias compartidas…

Ansiamos el amor del caballo para ya… Queremos que nos quiera en un par de horas, queremos que nos acepte confinándolo, privándolo del bien más preciado para cualquier ser vivo, su libertad, obligándolo a que sienta que no tiene más opciones que entregarse a su «dueño» y elegirnos… Porque en el fondo, SOMOS SU MEJOR Y ÚNICA OPCIÓN (la hipocresía en su estado más puro)…
¿Nos hemos parado a pensar alguna vez si estamos siendo lo que el otro quiere, busca…? ¿Estamos ofreciéndole nuestro cariño, nuestra sinceridad, nuestra protección…? ¿Le estamos demostrando con hechos que puede confiar, abrirse a nosotros, ser él mismo en todo momento sin sentirse juzgado, sin necesidad de coartar su libertad, su capacidad de expresarse… Sin encerrarlo o manipularlo física o psicológicamente para conseguir del otro la respuesta que nuestro ego ansía? ¿Y nosotros, nos estamos manipulando, juzgando, nos estamos esclavizando por ideas, creencias que no nos pertenecen?

Creemos siempre tener todas las respuestas porque nos creemos los seres más inteligentes, evolucionados del planeta… Nos hemos auto proclamado protectores del universo y por eso nos sentimos con el derecho divino a reclamarlo todo: tierras, seres vivos, el amor del otro… Creemos saber cuando hay que castigar, cuando hay que premiar, porque somos la autoridad suprema y siempre sabemos lo que es mejor para el otro… Los mayores tiranos de la historia se creían grandes personas, con derecho a hacer lo que les parecía lo mejor, para el humano, para la raza, para la especie: «Lo hago por tu bien», «Lo hago para protegerte», «lo hago porque tu no sabes», «Lo hago porque te quiero» (me recuerdan a palabras de asesinos, maltratadores, violadores…).
¿Dónde están las diferencias entre lo que les hacemos a los caballos y nos lo hacemos a nosotros mismos? ¿O a caso los humanos no nos maltratamos con palabras como «eres un inútil», «no sabes hacer nada bien», «siempre te equivocas», «no sabes hacerlo mejor»? Puede que la cultura en la que nos vemos inmersos al nacer tenga las respuestas a esta actitud egocentrista, antropocéntrica…

¿Cuando despertaremos y comenzaremos a ser responsables y dueños de nuestros actos, parte activa de nuestra existencia?
Parar, comenzar a mirar hacia adentro… Dejar de buscar culpables y hacernos dueños de nuestra vida…
«Estamos siendo con el otro como nos gustaría que fueran con nosotros…»
Daniela Cerquetti
Fotos: Santuario Winston (Ávila, España)