Realmente desde que tengo uso de razón, nunca me he sentido atraída por ninguna de las distintas disciplinas del deporte ecuestre, ni nada que no me permitiera disfrutar de ellos libremente donde los dos tengamos la posibilidad de expresarnos sin ataduras, sin condiciones y sin necesidad de tener que demostrar nada a nadie, permitiendo que la relación surja de manera espontánea al igual que ocurre cuando encuentras un nuevo amigo.
Los deportes, hoy en día, están diseñados para el «disfrute» del ser humano, y no para el del animal.

Los caballos me han aportado mucho más desde la libertad que desde la exigencia de ejercicios con el fin de obtener un reconocimiento, o sentirme que pertenencia a una clase social.
Sin embargo, yo no estoy diciendo que practicar deporte con el caballo sea algo que deba castigarse, pero sí deberíamos replantear el cómo se están haciendo las cosas. Creo que podemos conseguir un trato más respetuoso entre jinete y caballo, respetando más al caballo que los tiempos y las necesidades del jinete.
Hace tiempo decidí centrarme más en aprender de los caballos de una manera más respetuosa y equitativa : hoy en día, que vivimos en la era de la información, no se necesitan muchos recursos para saber que existen otras formas, conocer gente con tus mismas inquietudes, ansiosas de aprender de la experiencia de otros para mejorar día a día la relación que tienen con los caballos. El estar abierto al diálogo hace que te empieces a cuestionar todo lo que has visto y lo que te han dicho: romper con tus creencias y empezar a ver más alla.

Sigo siendo optimista, puesto que he notado grandes cambios en los últimos años. Cada vez encuentro más gente concienciada que ha decidido cambiar su perspectiva. Todos formamos parte de un gran equipo que quieren un cambio sabiendo que muchos pocos hacen mucho. Ya no será necesario el paso de varias generaciones para provocarlo; gracias a que a través de las redes sociales e internet la información llega más rápido a manos de cualquiera consiguiendo que cada vez haya mas concienciación y, por tanto, menos caballos sufriendo los intereses del deporte ecuestre.
Daniela Cerquetti